Nunca me voy a olvidar el día que un profesor… no, espera, era un Director Creativo… creo. Cuestión que me dijo “empieza bien, una buena idea, mal contada, es una mala idea”.
Esta frase al estilo meme de autoayuda, realmente me quedó grabada, no porque sea un descubrimiento o una maravilla intelectual, sino más bien porque sintetiza muchas actitudes de la vida cotidiana. Y ojo, esto no tiene que ver con no arriesgarse, o no animarse, más bien todo lo contrario, se trata de hacerlo al 100%.
Hace un tiempo en Argentina había un comercial de un banco que decía “Si la vas a hacer, hacela bien, hacela con tu 100% si la vas a hacer… Banco Ciudad te quiere ver crecer”. Me quedo con esta primera parte: Si vas a hacerla, hacela bien, sin vueltas, sin excusas, menos “telling” y más “doing” a bancarse la pelusa si te gusta el durazno.
Malas ideas, muchas veces bien contadas, también se convierten en buenas ideas, y esto creo que se debe a que la hicieron bien, a que hubo emociones, diversión, descubrimiento y mucho aprendizaje. A que muchos factores se pusieron de acuerdo y tiraron para el mismo lado.
Lo que sí es seguro, que las buenas ideas, bien contadas, no llegan al puerto que esperamos, llegan mucho más lejos, una idea bien contada te invita a ser parte de la historia, a ponerte en la piel del protagonista y emocionarte en el recorrido.
Son muy pocas veces pero ¿nunca se les puso la piel de gallina por contar o escuchar una idea? ¿nunca se te aceleró el corazón imaginando llevar a cabo “esa” idea?
Esta profesión es emocionante, con mucho drama, terror y momentos delirantes. Vivir del mundo de las ideas es todo un desafío, enamorarse y odiar al mismo tiempo, una ciclotimia constante pero maravillosa.
Vivir del mundo de las ideas, es una buena y una mala idea, depende de cómo la hagas.
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